En un mundo de modas, de “trends”, estilos, caprichos y muchas opciones de restaurantes, siempre habrá unos que sobresaldrán ya sea por su carta de vinos, por su menú, por su servicio o por su infraestructura.
Cómo Chef, cómo Sommelier, cómo amante de la buena mesa y el buen vino, siempre busco opciones que no solo me dejen satisfecho en el momento de alimentarme, sino también que me limpien el espíritu, me llenen el alma y me enriquezcan el conocimiento.
Chicago, una ciudad del medio oeste americano encierra una magia, mantiene una niebla romántica que muchas veces hasta cubre las puntas de los rascacielos que esta moderna y excitante ciudad tiene y que es muchas noches el cielo para su amplia oferta gastronómica.
ARCADIA, Un pequeño restaurante en el centro de Chicago que con sus dos estrellas Michelin alberga un poco más de 40 comensales, fue el epicentro de una noche llena de sabores, aromas y presentaciones.
El Chef Ryan McCaskey combina productos locales de Estados Unidos, con tendencias europeas y de gastronomía americana moderna. Fusiona sabores latinos con frutas y Europa con ingredientes tradicionales mediterráneos que al fundirse en el paladar con una deliciosa copa de vino recomendada por su Sommelier, es una de las paradas obligadas en el camino al cielo.
El menú
Estructurado con cursos de degustación y que comienza con un canapé de Parmiggiano Reggiano y termina en sabores tropicales con tapioca y papaya para endulzar ese último pedacito de alma que siempre espera un dulce al final de una gran faena gastronómica.
El menú de degustación y Maridaje de vinos estuvo a un alto nivel. Comenzando con champagne y terminando con un italiano modesto de Asti, creo que el paladar viñero también tuvo su fascinación. Sabores extraños de vinos no conocidos españoles, Francia, algo de la inexplorada Austria, una combinación interesante, que creo debería tener algo de vino americano, me dejó con un muy buen retrogusto y una muy buena sensación de maridaje a la hora de comer y beber juntos.